A veces ocurre que nos surge un nuevo trabajo al que no podemos renunciar en otro lugar, que nuestra empresa decide trasladarnos o simplemente que tenemos que viajar por motivos familiares o de ocio, hasta aquí no habría problema, pero si contamos con un amigo especial de cuatro patas al que, por supuesto no queremos dejar atrás, de repente nos surge una pregunta ¿cómo haremos para llevarlo con nosotros?