El ahorro de energía es una necesidad y al mismo tiempo se va convirtiendo en una obligación como ciudadanos, en todas las actividades de nuestro día a día, y se puede abordar de manera individual mediante una actitud responsable y solidaria, y también a través de decisiones colectivas en base a medidas consensuadas en la elaboración de los presupuestos de las empresas, en la planificación del gasto de los consistorios y de los departamentos de energía de los organismos autonómicos y estatales, en las campañas y recomendaciones estatales para conseguir ahorro de energía. La dependencia energética de fuentes contaminantes o no sostenibles, su coste económico y medioambiental, nos lleva a tomar todas las iniciativas posibles para recortar estos costes, y desde el Gobierno se están tomando medidas en este sentido.
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