Todos los que me conocen saben que mis animales son animales de campo, y no lo digo porque sean cabras, bacas u ovejas, sino porque se han criado en el campo, respirando aire puro, corriendo alrededor de la finca y saltando como locos cuando se ponen contentos. No me imagino yo a Juno, mi American Bully, sentado quietecito en una habitación de 3 metros cuadrados o a mí Trancos, un Bullterrier, con camisetitas y abrigos como otras mascotas llevan en invierno, pero bueno, tampoco me imagino a mi hija con falda así que supongo que aquí todos somos de campo.
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