Cada vez son más los nuevos emprendedores que llegan a los pueblos con la mochila cargada de proyectos a los que asociar palabras como gourmet, exclusividad e innovación. En muchas ocasiones, puede tratarse de personas nativas de esos pueblos, retornados o hijos de nacidos en ese medio rural.
Sea cuál sea su relación con ese entorno, muchos deciden apostar por una vida más sencilla para llevar a cabo sus propios proyectos alejados del estrés de las grandes ciudades.
Ya sea en búsqueda de tranquilidad o de una alternativa más asequible, de un tiempo a esta parte esta tendencia no ha dejado de crecer y hasta ha aparecido una nueva forma de designar a este colectivo bajo la acepción de Neo-rurales.
A veces estos proyectos pueden dedicarse a productos frutícolas y ganaderos de siempre, pero dándole una vuelta. Así es, si algo caracteriza a esta tribu amante de lo natural es su alta capacidad creativa y de adaptar sus conocimientos en nuevas tecnologías a las realidades más tradicionales. De este modo, los suyos serán productos gourmet o de clase alta.
Otros Neo-rurales se han alejado del mercado agropecuario al que se dedicaban sus antecesores, desarrollando desde productos de diseño a fabricaciones de alta tecnología. Digamos que los Neo-rurales del S XXI son una suerte de pioneros y empresarios que han llevado modelos de negocio exclusivos de la ciudad a los pueblos.
Fue hace poco que descubrí esta interesante alternativa y empecé a plantearme la posibilidad de emprender un negocio de este tipo.
Si bien, por lo bucólico y romántico que me pareciera eso de vivir en el campo, sabía que también traía aparejada una dimensión menos idílica y mucho más dura de lo que podía imaginarme desde mi mente de típica urbanita.
Y es que antes de tomar este tipo de decisión no está de más sopesar muy bien todas las ventajas e inconvenientes de ese cambio de vida.
Ventajas e Inconvenientes de la Vuelta al Campo
Siempre que empiezo a plantearme cambios radicales de este tipo, acudo a Lucía, mi mejor amiga.
Lucía suele sopesar muy bien las cosas antes de tomar una decisión. No suele dejarse llevar por lo novedoso o por lo bien que suene algo, sino que siempre contrasta todas las opciones y termina por decidir desde su intuición, y siempre que ha sopesado muy bien todos los pros y contras.
Me gustó mucho la forma de ver la idea de Lucía, en ningún momento juzgó como buena o mala la opción de irme a vivir al campo, sino que me ayudó a verlo desde una perspectiva más amplia.
Me comentó que, para empezar, debería de conocer muy bien la zona donde iba a decidir asentarme; si, por ejemplo contaba con una comunidad de gente con los mismos intereses con los que poderme relacionar para ayudarme en el proceso de adaptación, así como sus condiciones climáticas y, lo más importante, tener un proyecto de vida viable para hacer en un pueblo.
Esto es lo que más me recalcó, porque al final, no es tan importante dónde vivas como lo que estés haciendo y los amigos que tengas en ese sitio.
Así, estudiar muy bien el tipo de idea que queremos, las perspectivas reales y cómo vamos a abordarlo se convirtió en mi punto de partida.
La verdad, es que después de hablar con Lucía veía las cosas de otro modo, con más calma y menos exaltación. Se me ocurrió que lo mejor iba a ser hacer una primera toma de contacto con alguna comunidad existente de personas con intereses y proyectos similares.
No me costó encontrar comunidades y colectivos de coworking en el entorno rural, personas con proyectos muy interesantes y que te permiten, además, generar una interesante red de networking entorno a los mismo interese vitales y profesionales.
Mi estancia en una de estas iniciativas resultó muy gratificante y conocí muchos proyectos de otros emprendedores realmente interesantes.
Al conocer a tantas personas interesadas en temas de alimentación ecológica y cuidado natural empecé a descubrir muchos proyectos afines a lo que quería hacer.
Me gustó mucho el proyecto de Ecolifefood, una empresa especializada en la venta de superalimentos naturales, con extraordinarios nutrientes orgánicos de máxima calidad y procedentes de una agricultura ecológica para una excelente nutrición.
Precisamente como nutricionista la relación entre la alimentación, la nutrición y las emociones siempre me ha fascinado y era la línea sobre la que quería desarrollar mi propio proyecto.
A día de hoy, sigo investigando y formándome con una clara dirección a convertirme en eso que llaman Neo-rurales.