La problemática de los puntos de recarga se agrava

Puntos de recarga, ese es el mayor hándicap que tienen ahora mismo los automóviles eléctricos. Tras consultas con muchísimos clientes que acuden a diferentes concesionarios con la intención de comprar un vehículo nuevo, la mayoría que descarta los eléctricos lo hace por miedo a no encontrar puntos de recarga suficientes, tanto en su ciudad de residencia como si viajan dentro y fuera de nuestras fronteras.

Mientras que el Estado, y la mayoría de los ecologistas, abogan por la eliminación paulatina de los vehículos a gasolina y diésel en favor de los vehículos eléctricos para mejorar así la calidad del aire de nuestras ciudades y poner nuestro granito de arena para frenar el cambio climático, los usuarios aseguran que solo lo hacen “de boquilla”, pues a la hora de la verdad, nadie está invirtiendo en puntos de recarga lo suficiente como para que adquirir un vehículo eléctrico sea cómodo.

De hecho, ni siquiera Antón García, con quien hablamos en el concesionario de BMW en la carretera de Ocaña, Madrid, que posee garaje privado con posibilidad de instalar un punto de recarga privado lo ve una buena inversión. “Yo estuve hablando con los chicos de E-Recarga para instalar un punto en mi garaje, y me pareció que la instalación que ellos realizan es económica y sencilla, así que estuve a punto de decir que sí para comprarme un vehículo eléctrico tipo Tesla, pero luego empecé a pensar que por mucho que cargue el vehículo en casa, si luego tengo que viajar con él por negocios, tendría problemas al no poder “repostar” en carretera” asegura García.

Así, tras hablar con los profesionales de la empresa que nos nombró el entrevistado y constatar que ellos también creen que es necesario ampliar, mucho, la red de puntos de recarga a nivel nacional tanto en carretera como en ciudad, desde Tolón Tolón confirmamos lo que ya sabíamos: hasta que el Estado no decida invertir, de verdad, en este cambio, los usuarios poco pueden hacer.

800.000 puntos de recarga

Luca de Meo, presidente de Seat en España, asegura que se necesitan unos 800.000 puntos de recarga de eléctricos en España para lograr los objetivos de reducción de emisiones establecidos por la legislación europea entes de 2040. Sus palabras, literales, fueron: «Nosotros podemos fabricar cientos de miles de vehículos eléctricos, pero necesitamos aproximadamente 800.000 puntos de recarga de aquí a 2040 para alcanzar los objetivos». Y me parece que tiene toda la razón.

Hoy en día solo hay unas 11.600 gasolineras que con puntos de recarga, y además hablamos, en su mayoría, de un único punto de recarga pos gasolinera por lo que, en el momento en el que llegan dos vehículos eléctricos, las esperas se hacen interminables pues hablamos de un tiempo mínimo de 20 minutos por coche, al menos por ahora.

Del mismo modo, el representante del grupo Volkswagen en España, cree que se requiere “un pacto de Estado” de forma urgente que consolide el proyecto a largo plazo porque, de lo contrario, pensar en los objetivos marcados es inviable.

Dejando datos extraídos de las pocas entrevistas que los colaboradores de Tolón Tolón han podido hacer en diferentes concesionarios y centrándonos en datos que publica el diario ABC, podemos decir que el 69% de los conductores recelan del coche eléctrico por la falta de puntos de recarga y, de hecho, solo uno de cada diez conductores se plantea la rompa como una alternativa real.

En opinión de los encuestados, y en la mía propia, el rango de autonomía de entre 100 y 200 kilómetros puede que sea suficiente para el usuario de un vehículo eléctrico en ciudad, pero no para aquel que viaja entre provincias.

Si a este problema le unimos la paradoja de que muchas ciudades están restringiendo, o pensando en restringir en un futuro a corto o medio plazo, el acceso a ciertas áreas de la urbe con vehículos diésel y algunos de gasolina, lo que encontramos es una contradicción asombrosa que provoca que ya sea el 11% de los jóvenes los que se plantean prescindir de vehículos particulares debido a las crecientes restricciones al vehículo privado.

Este punto es clave para la ecología pues, cuanto mayor sea el número de usuarios del transporte público, menor será el número de vehículos privados en circulación, lo que reduciría ligeramente las emisiones de CO2 al planeta, el problema es que el motivo real por el que esos jóvenes se plantean no contar con coche propio no es el adecuado.

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