Así llegaremos lejos

¿Quién fue el listo que decidió que el metal más precioso, o de los más preciosos, fuera el oro? ¿Quién le puso precio a los rubís o a los diamantes? Hace poco leí que el precio de los metales y piedras preciosas se establece según mercado (según la bolsa en parte) pero principalmente  lo determina el uso que se le dé y la cantidad que haya actualmente en el planeta. Por ejemplo, hace mucho tiempo el carbón era uno de los materiales extraídos de la tierra más preciados pues, con él, conseguíamos electricidad y movíamos grandes motores, como el de algunos trenes o barcos, y no es que se le haya pagado nunca mucho a los mineros pero su labor era más valiosa entonces, que ahora.

Actualmente las minas de carbón prácticamente no tienen sentido porque no es una fuente de energía que se use en demasía y lo poco que queda estará obsoleto en pocos años, incluso en los países menos desarrollados, sin embargo hay otro mineral por el que hay personas que son capaces de matar (y así lo demuestran) el rodio.

Este mineral es tan extremadamente caro por el mero hecho de que es muy difícil de conseguir y eso significa que no hay grandes cantidades extraídas cada año. Además, se puede mezclar con muchísimos materiales y se usa junto al oro blanco y el platino para dar a las joyas un aspecto más blanquecino y reflectante, aunque tampoco podemos olvidar su iso en convertidores catalíticos.

¿Sabéis donde encontramos las mayores minas de rodio? Pues del continente africano, América del Norte y Rusia.

Otro mineral que está dando muchísimo que hablar es el coltán. Es carísimo porque también es muy escaso porque su formación solo tiene lugar, después de miles de años de unión de otros dos metales, Columbita y Tantalita. ¿Y sabéis donde están los yacimientos de este mineral? Pues en África también, concretamente el 80% de las reservas mundiales de este mineral están en la República Democrática del Congo.

Alguien podría ahora decir que, debido a ello, África en general (también por el rodio) y el Congo en particular, podrían ser regiones muy ricas en pocos años ¿verdad? sobre todo teniendo en cuenta que para la fabricación de móviles, tablets y ordenadores portátiles es necesario la utilización de coltán. Es decir, que queda uso para este mineral para largo. Sin embargo, como ya sabemos casi todos, tanto el continente africano en general como la República Democrática del Congo en partículas son regiones pobres, muy pobres, donde explotan a los mineros que trabajan de sol a sol por un plato de comida en la mesa. ¿Sabéis que cada kilo de coltán le cuesta la vida a dos personas en Congo? Pues así es, más que nada porque quienes extraen ese mineral son, en su mayoría, grupos armados que venden a grandes multinacionales. Es decir, que la conciencia brilla por su ausencia.

Gran parte de ese coltán enterrado en el Congo se encuentra en la pequeña aldea Manguredjipa, una aldea que debería contar con colegios, hospitales, hoteles y de todo tipo de instalaciones ya que es rica, millonaría, multimillonaria en coltán. Pero no, no hay nada de eso, absolutamente nada. Solo hay un enorme agujero de donde se extrae el preciado mineral.

La media de accidentes en esa mina es de un muerto al día, muchos de ellos niños, ya que los usan para que accedan con mayor rapidez a zonas donde es posible extraer el mineral.

Pero nosotros, occidente, el mundo desarrollado, los que no matamos niños, los que luchamos por jornadas de trabajo de 8 horas y por la conciliación familiar, nosotros compramos ese mineral porque tener el mejor móvil, y el de última generación, es lo más de lo más.

Coltan, rodio, oro, platino… ¿quién decide lo que vale cada gramo de esos minerales? ¿Quién? ¿Quién decide que esos minerales valen las vidas de quienes yacen en las minas? ¿Quién decide que esos metales valen más que el aire que respiramos?

Hace poco me llegó un mensaje viral, uno de esos que te hacen pensar. En él aparecía un dibujo de unos extraterrestres que miraban atónitos nuestro planeta, desolado, destrozado, y uno de ellos preguntaba qué podría haber pasado para que acabase todo así, ante lo que el otro contestaba “que los humanos pensaron que el oro tenía más vale que el oxígeno”. ¿Y sabéis qué? pues que ese mensaje viral tiene toda la razón del mundo.

A nivel de joyería por ejemplo es curioso lo que veo últimamente. Cada vez está más de moda el oro blanco, un metal precioso brillante con un tono muy similar al de la plata, y yo me pregunto ¿por qué no hacemos joyas de plata, por qué no de acero? ¿por qué no hacemos joyas de cualquier otro material? Según los profesionales de Joyería Lorena el color plateado ha pegado fuerte en moda este año pasado, pero seguirá estando en la cresta de la ola en los años venideros. De hecho, ellos mismos fabrican muchas joyas personalizadas en acero y plata, materiales que son más sencillos de encontrar, y se venden muy bien entre la juventud. No obstante, también indican que la Jet Set española, antes conocida como nobleza con titulitis, sigue prefiriendo el oro o el platino, a pesar de que estéticamente casi nadie note las diferencias.

Dicen que es una forma de invertir, que el oro no pierde valor, sino que lo gana. También aseguran que hay quien blanquea dinero comprando oro, guardándolo durante décadas, y vendiéndolo después. Sea como sea, estoy segura de que no saben la cantidad de muertos que manchan ese oro. Pero de nuevo, lo que más miedo me da ahora mismo no es la joyería, sino las nuevas tecnologías, ya que si siguen explotando el coltán de esa manera, acabarán con las existencias del planeta y eso traerá consigo muchos problemas.

¿Os imagináis que las minas de la República Democrática del Congo se secaran en unos años? Entonces sí que habría que reciclar móviles y tablets sin descanso, entonces sí que saldría caro el coltán… ¿os imagináis lo que podría costar un móvil de última generación en 2050 si en 2040 hubiésemos agotado las reservas conocidas de este mineral? El oro negro lo llaman, el oro maldito lo llamo yo.

Ruanda se ha convertido en el principal lavadero de coltán del mundo, allí nadie pregunta de dónde procede el mineral, ni cómo se ha conseguido, una vez allí todos los kilos de coltán entran en circulación y las multinacionales lo compran sin descanso. Da igual que Ruanda no tenga reservas de este mineral porque es el principal productor de coltán ¿y cómo es posible? Pues porque hasta este país sudafricano llega el coltán congoleño manchado de sangre y el país, con algo de dinero de por medio, lo legaliza. Mineral legal = dinero legal.

Y mientras tanto seguimos talando árboles, pero no para hacer muebles (que también), no para hacer papel (que también) sino para levantar grandes hoteles, urbanizaciones de lujo, impresionantes complejos turísticos y, por supuesto, para cavar bien hondo hasta encontrar los minerales que más nos interesan.

En América hay una ley que obliga a todos los “buscadores de oro” profesionales que deforestan bosques para extraer este mineral desde las profundidades de la tierra a pagar una alta tasa de impuestos que, supuestamente, se utilizan para reforestar de nuevo las áreas que dejan de ser explotadas. Se supone que cierran el círculo: destruyen bosque, sacan oro, crean bosque. Pero eso no es del todo cierto ¿sabéis cuántos años tienen los árboles que talan y cuánto les costará a los nuevos árboles crecer para producir el oxígeno que producían sus antecesores? Hablamos de muchos años en los que el planeta sigue luchando contra el cambio climático, luchando por existir, luchando por sobrevivir a lo que nosotros, humanos, le hacemos.

No plantamos más árboles porque lo que nos regalan es solo oxígeno, no nos dan wifi gratis. No damos valor a la naturaleza porque pensamos que en los supermercados siempre podemos encontrar todo lo que necesitamos…. Hasta que empiece a escasear. No reciclamos porque siempre hay quien sigue fabricando plástico, cristal y otros materiales no biodegradables. Y cuando hay catástrofes lloramos ante las noticias y luego olvidamos lo que ha pasado en menos de media hora.

Ahora estamos muy concienciados con el medioambiente porque se sabe que el Covid19 está causando estragos porque el cambio climático está destruyendo el hábitat natural de muchos animales que, huyendo y buscando comida se acercan al ser humano, lo que provoca que los virus que antes solo tenían los murciélagos, el pangolín, o cualquier otro animal salvaje, entren en contacto con nosotros y muten para adaptarse, hasta afectarnos.

Pero no pasa nada, llevamos un año luchando contra el Covid19 y en un año más habrá acabado esta pesadilla así que, para entonces, ya habremos olvidado el problema y seguiremos con nuestras vidas obviando lo que le pasa al planeta.

Sigamos así, seguro que llegaremos lejos….

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