Me encanta el campo, respirar aire puro, salir del sonido de los coches en la ciudad y tener un momento de relax donde sólo se escuche naturaleza. En España lo que predomina en el campo es el cultivo… podría pasarme horas admirando los viñedos de la La Rioja, los campos de almendros en Andalucía y los naranjos en flor de la Comunidad Valenciana, pero hay quien piensa que naturaleza es sólo lagos, cascadas de ensueño y selvas tropicales: eso no es así.
Estoy cansada de ver a personas que dicen irse a Costa Rica o la Riviera Maya para disfrutar de playa y naturaleza, o más cerca aún, a Galicia, porque según ellos en el sur de este país no hay más que tierra seca. Ignorantes. Eso es lo que pienso yo cuando escucho esas cosas… ¿Es que no saben que la agricultura es lo que da de comer a miles de familias en este país? ¿Es que no saben que la agricultura ecológica es la mejor manera de repoblar nuestros campos? A veces creo que piensan que una cascada artificial de cartón piedra es más natural que un paraje lleno de abedules o plantas tomateras, sólo porque a ellos les parece más bonita la primera opción.
Yo vivo rodeada de campos de cultivo y adoro el olor que nos da la tierra mojada cuando llueve, adoro la suerte que tengo de poder coger una fruta directamente del árbol cuando me apetece y adoro saber admirar lo mágica que es la naturaleza, aunque algunos se empeñen en no darse cuenta.
Hace ya mucho tiempo que mi familia se pasó al cultivo ecológico, y no es que mi padre o mi abuelo usara muchos productos químicos en su día, pero ahora todo lo que cae sobre nuestra tierra proviene del campo, y me encanta. Desde hace años, contamos con Cultifort, especializados en nutrición vegetal, una empresa con gran variedad de productos orgánicos que aboga por la agricultura ecológica, y cuando voy con mis hijos al terreno donde tenemos la vid y veo el paisaje que tengo ante mis ojos me doy cuenta de lo bien que lo estamos haciendo.
Los campos abandonados son la nota predominante
Sin embargo, cada día veo más campos de cultivo abandonados, más tierras dejadas de la mano de Dios que tardarán muchos años en volver a ser fértiles debido a la producción que ha habido con anterioridad ahí, e incluso debido a la no producción. Es como la pescadilla que se muerde la cola. La Comunidad Valenciana es la autonomía donde más tierras de cultivo se abandonan de España y estoy cansada de conducir por carreteras secundarias y ver un paisaje tan desolador como el anteriormente descrito.
El Gobierno debería tomar esas tierras y repoblarlas, o debería donarlas para que otros pudieran trabajarlas. Porque ahora mismo el abandono progresivo e imparable de los cultivos, que cada vez afecta a una mayor superficie, está a la orden del día.
Dicen que esto ocurre por la falta de rentabilidad y estoy de acuerdo, pero no se trata sólo de eso, sino de que ahora ya nadie quiere trabajar el campo porque se considera un trabajo demasiado duro para tan poca recompensa, y lo más triste de todo, es que tienen razón.
La producción de mi familia actualmente es únicamente a pequeña escala. Se trabaja el campo para nuestra propia subsistencia y el producto sobrante se vende en las tiendas de poblaciones cercanas, nunca en grandes superficies, y a pesar de que se vende como producción artesanal y ecológica, su precio jamás supera la media del mercado. Pero comprendo que alguien que se dedique realmente a esto, que su familia viva de esto, necesite muchos más ingresos y se vea obligado a subir precios y a pedir mayor producción y distribución, lo que encarece aún más el producto final y entiendo que cuando hagan cuentas y vean los beneficios obtenidos lleguen a pensar que no les ha merecido la pena.
Debemos proteger nuestra naturaleza, nuestra cultura, nuestra tierra, debemos proteger nuestra agricultura.