La vida en el pueblo para la tercera edad y sus riesgos

Existe una tendencia a pensar que el campo, alarga la vida de las personas. Y puede ser cierto, ya que el aire puro, la tranquilidad y la falta de contaminación del pueblo, es mucho más sano que la polución o el estrés relaciona, directamente relacionados con la aparición de ciertos tipos de cáncer, como el de mama o el de pulmón. Es por esto, que llegado el momento de la jubilación, muchas personas decidan dejar la ciudad y trasladarse al campo. No puede existir una vida más tranquila, pero, ¿está el mundo rural exento de peligros para la salud de las personas ancianas?

No todo son beneficios

Es verdad que la ausencia de estrés prolonga la vida, pero una persona mayor, necesita algo más que relax. Para llevar una vida larga y feliz, hacen falta más cosas que la tranquilidad, que no te digo yo que no ayude, pero desde luego, no es condición suficiente.

Aunque los beneficios de la vida rural son indudables, también implica asumir una serie de riesgos. En casos de accidentes cardiovasculares o cerebrovasculares, es más difícil para los servicios médicos acceder a estas zonas, y por lo tanto, las posibilidades de morir tras sufrir una crisis, son mayores que en un entorno urbano.

Y no solo es que la ambulancia tardará más en llegar, sino que además, el hospital o centro de urgencias más próximo, puede quedar muy lejos, y no llegar a tiempo para que el paciente pueda recibir la atención y tratamiento oportuno.

Además, algunas personas ancianas, aunque todavía disfrutan de cierta autonomía, presentan también cierto grado de dependencia o enfermedades, y que podrían morir de no recibir una atención inmediata. Algo muy difícil en el pueblo.

Muchas personas que han vivido siempre en el pueblo, se resisten a abandonarlo, pero cuando se han quedado solas, la única opción segura, es la residencia de ancianos o los apartamentos tutelados. Los primeros, son ideales para todas aquellas personas que presentan un mayor grado de dependencia. Los segundos, para las que valoran más la independencia y la libertad, y está empezando a convertirse en tendencia debido a la saturación de las residencias públicas, y a las posibilidades que ofrece. Así lo asegura en Sanvital en Madrid, donde ofrecen a las personas mayores la posibilidad de vivir con total autonomía e intimidad en una apartamento, pero al mismo tiempo, poder recibir la mejor atención, totalmente personalizada y un trato amable y cercano. Es ideal para las personas que quieren vivir solas pero con la seguridad que brinda el servicio médico permanente de Sanvital, que también tiene residencia de ancianos.

Son muchas las personas que se resisten a abandonar su casa de toda la vida, pero que ya no pueden seguir realizando sus actividades diarias como antes. Necesitan ayuda. La ciudad, ofrece la posibilidad de seguir viviendo en la intimidad del hogar, pero recibiendo la asistencia que necesitan en su propio domicilio. Este es el objetivo de Bi2t, Atención Sanitaria a mayores que un servicio de asistencia a ancianos en domicilio y cuidados asistenciales a personas que presenten una dependencia, mejorando con ello su estado físico, cognitivo y emocional, y podrán disfrutar de una vejez digna y satisfactoria.

Por otro lado, las condiciones climatológicas del rural, son más extremas, y las casas, más húmedas y frías, lo que favorece el desarrollo de enfermedades pulmonares y respiratorias. También suelen tener peores sistemas de alcantarillado, por lo que en caso de inundaciones, el riesgo de accidente, es más grande que en la ciudad.

En el campo, no todo es aire puro, y las infecciones alimentarias o a causa del agua contaminada, están a la orden del día, y muchas de ellas pueden ser letales. La gastroenteritis, la salmonelosis o la tuberculosis, son más comunes en los pueblos. Cualquier enfermedad o infección es peor en las personas mayores.

Vemos, pues, que la vida en el rural no está libre de peligros y que en ocasiones, la ciudad representa ciertas ventajas, sobre todo, a la hora de recibir asistencia médica. Además, hoy, en muchas ciudades españolas cuentan con desfibriladores en espacios públicos y privados, y en caso de sufrir un infarto, esto, podría salvar una vida. Algo que desgraciadamente, tardará mucho en tiempo en llegar al rural.

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