Vivimos en una sociedad marcada por la tecnología. Es triste, pero es así. ¿Te imaginas vivir sin móvil? ¿Te imaginas no tener whatsapp durante una semana? Lo peor es que nuestros hijos o sobrinos están padeciendo esa tiraría. Hace unos meses estando en familia, todos reunidos. Comprobé como los más pequeños estaban jugando todos, y cuando digo todos es todos, con una consola o Smartphone. Fue en ese momento cuando pensé que esto tenía que acabar, que estos niños no podían estar viviendo todo los días así.
Fue entonces cuando recordé mi época de niño, cuando mis padres nos llevaban de acampada durante un par de días. Así que decidí proponerlo. Bueno, mejor dicho, imponerlo. Era el momento de abrir los ojos a los más pequeños para que vieran que hay vida más allá de la pantalla de un ordenador. Así que organizamos una salida al campo todos juntos. Por supuesto que al principio todos dijeron que no, pero luego su idea cambió mucho.
Nos fuimos a una especie de pinar que hay en un pueblo de Valladolid llamado Matapozuelos y lo pasamos pipa. Eso sí, la primera premisa es que durante ese fin de semana decíamos adiós a los móviles y cualquier tipo de aparato electrónico. Solo estaría encendido un móvil por si teníamos alguna incidencia. Así que nos pusimos manos a la obra. En primer lugar tuvimos que poner en marcha la logística. Es decir, montar las tiendas de campaña. Fue muy divertido, porque nunca lo habían hecho.
En el tema de comidas fuimos muy prácticos. La mayoría de las cosas eran cosas de supermercado que se podían comer en el acto. Por ejemplo bocadillos de chorizo, jamón de york o ensaladas de pasta que ya vienen listas para comer. Eso sí, el último día, y a modo de homenaje de despedida, organicé un arroz con marisco en una paellera grande que me salió de 10. Está claro que tengo un don para estas cosas. Como veis no tengo abuela.
Juegos clásicos
Pero está claro que lo que más me preocupaba era el tiempo de ocio. Ese momento en el que los niños se empiezan a aburrir. Por eso, lleve unas cuantas gymkanas y juegos. Las gymkanas eran de juegos de correr, buscar cosas o escondernos. La verdad es que le gustó mucho. Sobre todo el jugar a policías y ladrones con auténticos walkies talkis. Se me ocurrió comprarlos en milwalkies.com, y fue todo un acierto. Porque nos sirvió para escondernos y comunicarnos a través de ellos. La verdad es que era curioso ver a los niños como hablaban. Como me dijo uno de mis sobrinos:”Jo tío, no pensaba que alguien podía comunicarse así”. Y es que él pensaba que solo se podía hacer a través de un móvil. Las estadísticas no mienten en cuanto a la dependencia que tienen los jóvenes.
Las noches fueron muy divertidas porque jugamos a contar historias de terror y la verdad es que lo pasamos muy bien. A partir de ese día, la relación entre pequeños y mayores cambió. Bien es cierto que las nuevas tecnologías les tienen absorbidos, pero ahora saben que hay otra forma de pasarlo bien. En ningún momento del fin de semana se echó de menos el facebook o el Instagram. Incluso ahora hemos decidido que una vez al año lo vamos a hacer.
Te recomiendo que pruebes a hacerlo porque seguro que te es muy eficaz, como me fui a mí.