Una huerta ecológica a pleno rendimiento

Cuando la naturaleza, la ecología y la tecnología se unen en pos de una causa común, el resultado de ello es a buen seguro inmejorable. Por suerte, esta asociación se está llevando a cabo en cada vez más aspectos de nuestra sociedad y la verdad es que debemos congratulamos, porque somos nosotros los principales beneficiados de todas las ventajas que se derivan de esto.

Hace un par de años comencé a mostrar cierto interés por los productos ecológicos. Concretamente, me interesaba conocer algo de su elaboración y crecimiento. Como me encantó el proceso, uno de mis amigos, Alberto, que posee una pequeña finca con una huerta dedicada a la producción de este tipo de alimentos, me contrató para que entre ambos consiguiéramos cosecharlos y distribuirlos entre las tiendas y las grandes superficies de nuestra provincia.

A pesar de que comenzamos a trabajar juntos con fluidez y eficiencia, pronto me percaté de uno de los errores que podían condicionar nuestro trabajo. Y es que el material que utilizábamos para podar algunas plantas estaba obsoleto y, en algunos casos, parcialmente roto. Pero la cosa no terminaba ahí. Resultaba que no teníamos equipos de protección, prensas que pudieran prevenir y evitar cortes y demás heridas que supusieran un grave perjuicio para nuestra integridad física.

Se lo comenté a Alberto y, aunque mostró ciertas reticencias, terminó comprendiendo la necesidad de contar con mejores instrumentos de trabajo para conseguir una productividad y una seguridad mayores. Al final, en las labores de agricultura el que cuenta con la tecnología más avanzada es el que consigue mejores números, y eso Alberto lo sabía de sobra. Renovar nuestro material era imprescindible si el objetivo era aprovechar bien el tiempo.

Comenzamos a buscar por Internet alguna tienda o entidad que pudiera suministrarnos elementos como los que buscábamos. En concreto, necesitábamos guantes, pantalones y cazadora anticorte, además de una motosierra y una desbrozadora. Conseguimos localizar varios establecimientos encargados de la venta de este tipo de productos, pero la decisión final fue la de confiar en Maor Ferretería, una empresa gracias a la cual pudimos obtener todos esos productos a un precio que no trastocaba demasiado los planes de Alberto.

Lo primero que habíamos hecho antes de adquirir los productos era llamar al teléfono que aparecía en la página web de Maor Ferretería para conocer de primera mano las prestaciones que nos otorgaba cada uno de ellos. La atención que nos proporcionaron fue exquisita e incluso nos instaron a que habláramos con ellos de manera inmediata si las prendas articorte sufrían algún daño o si la motosierra o la desbrozadora no hacían su trabajo con suficiente potencia. Esta atención fue determinante a la hora de decantarnos por ellos y, en apenas dos días, el pedido que habíamos hecho llegó a nuestras manos.

Efectividad y seguridad en el proceso

Aquella pequeña inversión en los productos utilizados para mantener la huerta a pleno rendimiento resultaron fundamentales. Las motosierras, tan útiles en una huerta para podar árboles; la desbrozadora, para quitar maleza; y los útiles de prevención de cortes, a fin de evitar lesiones cumplían con su cometido de una manera totalmente eficiente y segura. Gracias a ellos comenzamos a trabajar con una mayor precisión y pudimos reducir el tiempo que tardamos en conseguir recoger los diferentes productos ecológicos que producimos.

Productos que, por cierto, están de moda entre nuestros vecinos y los de los pueblos colindantes. En la actualidad, la sociedad que conformamos Alberto y yo está reconocida como una de las que produce una mayor cantidad de alimentos ecológicos de calidad en toda España. La clave para ello reside en contar con instrumentos avanzados que nos faciliten y allanen el trabajo. Se trata, en otras palabras, de combinar ecología y tecnología, tal y como decía al principio. De no hacerlo así, la primera estará herida de muerte.

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